La peor Resaca


Por Moises Castillo 

La vida es un mar lleno de posibilidades, pero a veces nos empeñamos en jugar con las mismas cartas. Pablo es un médico de 42 años que va por la vida muy satisfecho: tiene un consultorio que le heredó su padre; está casado con Gloria, 19 años aburridos pero felices; y Constanza, su hija, es su orgullo. Además Pablo es todo un deportista, no importa si está crudo o no, él se levanta todas las mañanas a correr. Su vida cotidiana es tan estructurada como la partitura de una sinfonía.
Pero un día, esa vida envidiable de Pablo se esfuma por completo: Constanza y su novio se van a estudiar a Barcelona, Gloria está tan harta de su matrimonio que escupe: “Y sí, te engaño con placer”. Por si fuera poco, Romina, su gata, se enferma y muere en una veterinaria. ¿Qué más le puede suceder a un hombre que tenía controlada su vida?
Pablo le tiene miedo a la soledad pero siempre lo ocultó. “Qué difícil es ser engreído y necesitar a los demás”. Esta es la trama de Resaca, de L. M. Oliveira (Literatura Random House, 2014). La vida que se va de una forma inesperada y cruel. Estamos frente a una historia sencilla y desenfadada, con escenas y diálogos sumamente cuidados. La novela salta de una mujer a otra, de la gata Romina a los amigos de juerga sin perderse de su eje principal: la decadencia del médico de la Condesa.
Pablo, mientras trata de asimilar esos días oscuros y de borrachera en el bar de un Sanborns, piensa que “vamos por ahí suponiendo que nada puede pasar y cae la guillotina”. La imagen del médico vanidoso se desmorona. Llega inevitablemente la resaca moral, la resaca del éxito. En este viaje hacia la redención, L. M. Oliveira inyecta contundentes dosis de humor agrio a la personalidad del protagonista. Una de las escenas más divertidas de la novela es cuando Pablo reprende a un joven que escupe en la banqueta:
-Vamos, cochino, limpia tu flema. Si escupes en la calle, lo limpias.
Para entonces ya se había formado un círculo alrededor de la discusión. Una señora abrió su bolsa y le extendió un pañuelo desechable al joven. Después le dijo:
-Ojalá aprendas la lección. La calle es de todos. ¿No me digas que escupes en el suelo de tu casa?
Resaca es una novela disfrutable de principio a fin. L.M. Oliveira es uno de esos escritores que se reinventan en cada libro y aprende de sus errores. Del escritor de Bloody mary al escritor de Resaca hay una evolución notable: encontró ese estilo limpio y sencillo para que seamos afectados en las entrañas.
L. M. Oliveira
El escritor L. M. Oliveira
-¿Cómo fue el proceso de escritura de Resaca? Entiendo que tardaste cuatro años en escribirla…
Comencé a escribir Resaca cuando se publicó Bloody mary. Fue un proceso de conversación conmigo mismo: ya salió mi primera novela, ahí están sus posibilidades y fracasos. Lo que quise hacer con Resaca fue resarcir o aprender de lo que había hecho con Bloody mary. Si te das cuenta Bloody mary es una novela con muchos personajes, Resaca es una novela con pocos personajes; Bloody mary es una novela llena de flashbacks, en Resaca hay muy pocos. Ese fue el proceso. Al final uno no se da cuenta, pero las novelas terminan siendo procesos mucho muy largos de lo que uno cree.
-Quizás el lector piensa que escribir es un proceso rápido…
Claro. La historia es sencilla, y sabía muy bien hacia dónde iba. La escribí muy rápido, pero la escribí tres veces. Lo que hay que entender es que una vez que tienes el primer borrador aún no termina el proceso. Me parece que el proceso de escribir, el verdadero oficio del escritor está en los detalles. Obviamente está en la obra entera, pero se puede perder todo cuando no eres capaz de realizar el proceso quirúrgico de pulir los detalles.
-¿Cuáles fueron los retos literarios que te planteaste con Resaca luego de Bloody mary? Recuerdo que fuiste muy autocrítico con tu debut…
Lo primero que necesitaba en Resaca era una prosa muy ligera, pulir el estilo. El estilo y la voz narrativa no es algo que se planee, en verdad no sé cómo nace una voz. Pero uno descubre su voz, te das dando cuenta de tu voz e ironía, cuáles son los estilos de tu lenguaje, en qué momento debes usar adjetivos y demás. Ese era el reto fundamental de Resaca: quería que mi voz quedara más clara que antes. Si bien es una novela que en términos de historia es sencilla, sí llevó todo un proceso de construcción de prosa, de frases, de diálogos. Es otra cosa importante que aprendí mucho con Bloody mary: los diálogos. El diálogo de un personaje tiene que ser sucinto y literario. ¿Y qué te quiero decir con esto? Que no es cine. Algunos creen que sí, pero para mí el diálogo tiene que ser estrictamente literario. El personaje no está en una película, es un personaje literario. Ese fue parte del reto: aprender a construir diálogos. Los personajes de literatura pueden decir cosas que los de cine no.
-En qué momento se le va la vida a Pablo, porque tiene una vida perfecta, un buen trabajo, una familia que parece ejemplar, es disciplinado, tiene una rutina exacta… ¿Cómo explicar su caída libre? 
Justamente Pablo funciona como metáfora de lo que nos pasa a todos: tarde o temprano pensamos que la vida está armada de una manera y que es imposible que sea otra cosa. Sin embargo, pasa. A Pablo se le cae todo cuando su hija decide irse, y no está listo para aceptarlo. Había, además, dos posibilidades: él y su mujer podían hacer equipo y tomar una decisión, pero justo ocurrió lo contrario. La partida de la hija no sólo es dolorosa para Pablo, sino además saca todos los trapos sucios al sol. Se le va la hija, se le cae la familia entera y, por lo tanto, la vida.
-Hay un frase en Resaca que viene muy ad hoc: “las mujeres distraen de los intereses fundamentales de la vida”. ¿Por eso Pablo se refugia en un Sanborns para evitar discusiones con su mujer?
Las mujeres distraen, al menos que el elemento básico de tu vida sean las mujeres. Un mujeriego te diría “mi vida son las mujeres”. Personas como Pablo que tienen proyectos como ser un gran médico, por supuesto que las mujeres, o la fiesta, distraen. Pablo se refugia en el bar para dejar de pensar en la vida. En este caso en su mujer, y en su fracaso. Pablo sí es de los bebedores que huyen a través de la bebida.
-¿Cómo definirías a ese Pablo borracho? En una ocasión Gloria le dice: “serás muchas cosas malas, pero nunca fuiste un borrachín”.          
Pablo es un borracho amateur, un aprendiz de borracho. Comete todos los errores de alguien que no sabe beber. Se pone grandes borracheras en lugares incómodos, con personajes oscuros, termina arriesgando su vida. En este sentido Pablo justamente no es un borracho. En el personaje se nota que para estar borracho no es él, no se siente cómodo. La borrachera le permite, y eso es una característica fundamental del personaje, ser furioso, estar enojado. Él es tan perfeccionista y tan poco dispuesto a aceptar sus errores y fracasos que la única forma que tiene para permitir que se escape su odio es a través de la bebida. Cuando está borracho se atreve a decir cosas que no lo haría cuando está sobrio.
-Y el alcohol le sirve para darle seguridad y continuar con su vida…
Es la excusa perfecta para estar furioso. El alcohol le permite sacar los demonios del alma.
Resaca - L.M. Oliveira
-Eres escritor y filósofo, ¿de qué manera influyó la filosofía no sólo para vestir a tus personajes, sino para crear una ruta de escape para Pablo e intentar redimirse? 
Pablo es un tipo muy inocente. La inocencia fundamental de Pablo es creer en la redención. Él cree que a través del sistema, sea cual sea, se puede redimir. Él acude a la filosofía pensando que en la filosofía puede encontrar la salvación, la salvación de sus pesares. Sin embargo, la realidad termina siendo más poderosa que la filosofía. La realidad es más fuerte que cualquier teoría. Pablo se da cuenta de eso y termina diciendo “no hay salvación”, “no hay filosofía que nos salve”. En un sentido trato de incrustar la filosofía en la vida cotidiana, pero también hago un chiste de la propia filosofía: la manera religiosa o de autoayuda en que se acercan las personas, o los “neófitos” de la filosofía. Quieren encontrar la salvación como si estuvieran leyendo obras de autoayuda. Es por eso que Pablo lleva al extremo el proceso de creerse filósofo para ver si se salva.
-Pablo busca darle sentido a su vida, ¿también quiere escapar del aburrimiento? 
Me parece que Pablo nunca se preocupó por el sentido de la vida. Y eso está bien, pero el problema es cuando su sistema de vida resulta un fracaso rotundo, no le queda más que preguntarse sobre qué sentido le dará a su vida. Por ahí hay un chiste que dice: pobre Pablo que a sus cuarenta y tantos años está igual que su hija adolescente. Las personas, no todas, piensan que a cierta edad uno ya sabe de qué se trata la vida. Eso no es cierto. Me parece que los viejos no están obligados a ser sabios, es un cliché falso. Se puede ser perfectamente viejo y estúpido.
-En Resaca hay un tema que me parece importante: la amistad. Dices que la perseverancia construye amistades. ¿Qué representa para ti la amistad?
Sin la amistad difícilmente podríamos ser seres humanos. La amistad es una cosa difícil, sobre todo la amistad íntima. Podemos decir que hay distintos tipos de amistades, pero está la amistad íntima. Es un sentimiento amoroso, no es un amor sexual –habrá quien lo practique-, es quizá el sentimiento más importante que el amor carnal. Y es verdad, la amistad es imposible si no se practica. Es difícil ser amigo, es difícil aprender ser amigo.
-A lo largo de la novela hay escenas de humor ácido que son muy afortunadas, platícame de este recurso que usas en Resaca.
Es parte de la voz, y mi voz no puede no ser irónica. Eso lo fui descubriendo. Mis narradores tienen que tener siempre un dejo de ironía. Me parece que, justo como lo señalas, soltar ciertos momentos de carcajada en la narración permiten atrapar al lector. Hay quienes escriben pensando en sí mismos, pero estamos otros que sí nos preocupa el lector. No estoy diciendo que yo escriba para el lector, escribo lo que quiero escribir pero no dejo de mirar a quien lee. Sí me preocupa que el lector esté capturado por la maraña que le estoy soltando. Esos detalles justo son para relajar el discurso y permiten que el lector suelte una buena carcajada y regresar a la lectura. Así lo uso, como una válvula de escape.
-Recuerdas alguna resaca insufrible que hayas tenido. Me sorprendió que en la novela el Cerro, amigo de Pablo, dice que las resacas también son disfrutables. 
Por supuesto jeje. Mientras más dura una fiesta, peor será la resaca. Y si además la fiesta se vuelve un poco desquiciada, después uno tendrá una resaca terrible. Una buena resaca destruye por completo la voluntad de las personas. Un ser humano sin voluntad, es un ser humano entregado a la culpa y a la derrota, y esto es parte de la resaca. Hay que aprender a lidiar con esa falta de voluntad. Habrá algunos que digan que lo mejor que se puede hacer para una resaca es aprender a sobrellevarla, porque combatirla nunca va a dar otro resultado.