Cuenta la Resaca de vivir

Jorge Ricardo

Pablo, un médico general, llora en el Parque México, camina por Avenida Revolución, pide chamorros de puerco y caldos de res en cantinas de Mixcoac, entra en un Sanborn's.

Como en las películas mexicanas, en la novela Resaca todos los escenarios son reconocibles.  

Pero fue ésa la intención, dice el escritor L. M. Oliveira (DF, 1976), quien anota diálogos como este: "Tráiganos la cuenta. Aquí cerca conozco una cantina le dijo a Pablo ¿O mejor tomamos un taxi y nos vamos al famoso Covadonga?".

La novela, publicada por Mondadori, se trata, en palabras del autor, de la odisea de Pablo en su vida y por la ciudad.

La hija del médico general se marcha a estudiar a Barcelona y este dato es la explicación de todo el derrumbe que vendrá después: Pablo deja de trabajar, de bañarse, se convierte en alcohólico, lo abandona su mujer, aparentemente asesina a una amante.

"Pablo es un pobre tipo", dice en entrevista Oliveira, filósofo, profesor en la UNAM, autor también de la novela Bloody Mary y del ensayo La fragilidad del campamento.

El personaje del libro, ya a la venta, empieza por leer filosofía y se convierte en una especie de "Sócrates de banqueta" con cierta estabilidad que para Oliveira deja en claro la idea que atraviesa la historia: "Lo bueno de la resaca es que te puedes curar".